FUNDACIÓN PARA EL DESARROLLO INTEGRAL DE LA PERSONA HUMANA
MANIFIESTO PRIMERO DE MAYO 2021
HERMANDADES DEL TRABAJO
Centro de Barranquilla
Primero de Mayo: "Día Internacional del Trabajo", fecha en la cual las HERMANDADES DEL TRABAJO se solidariza con nuestros hermanos Trabajadores sugiriendo formulaciones de singular importancia, necesarias para elevar la situación económica y social. Por ello traemos a colación un texto del Vaticano II, que dice:
"Entre los derechos fundamentales de la persona humana debe contarse el derecho de los obreros a fundar libremente asociaciones que representen auténticamente al trabajador y puedan colaborar con la recta ordenación de la vida económica, así como también el derecho a participar libremente en las actividades de las asociaciones, sin riesgo de represalias".
"En caso de conflictos económico-sociales, hay que esforzarse por encontrarles soluciones pacíficas. Aunque se ha de recurrir siempre primero a un sincero diálogo entre las partes, sin embargo, en la situación presente, la huelga puede seguir siendo medio necesario, aunque extremo, para la defensa de los derechos y el logro de las aspiraciones justas de los trabajadores" (GS 68)
Es pues evidente que el texto anterior es muy claro en el sentido que es de suma importancia que los trabajadores se agrupen para la
creación de sindicatos que defiendan sus intereses laborales ante los patronos.
El día del trabajo ante todo es una fecha que nos lleva a exaltar el sentido profundo del trabajo humano como un don de Dios en medio de una sociedad que lo ha mercantilizado todo y en la cual el trabajo digno no alcanza a ser una realidad plena para todos los niveles de la sociedad. Es una fecha para renovar el compromiso por un reconocimiento de toda la sociedad sobre la dignidad del trabajo, del trabajador y del mundo del trabajo. Una fecha para reiterar el reconocimiento del legítimo derecho a la asociación y a la participación de los trabajadores.
Esta celebración se hace en medio de circunstancias que impone la pandemia del CORONAVIRUS y que hace que miles de trabajadores y sus familias no conozcan el trabajo digno sino condiciones marcadas por la baja calidad en el empleo, de inestabilidad e ingresos precarios. De allí la importancia de dar a esta fecha un sentido tal que nos permita profundizar en el valor del trabajo y en la forma como este nos coloca en una relación profunda con la obra de la creación.
En octubre del año 2020 el desempleo llegó a niveles del 20% afectando a más de 4,5 millones de personas debido a la profunda crisis económica ocasionada por el coronavirus que azota el mundo; muchos trabajadores de ambos sexos han perdido sus empleos debido a que las empresas en Colombia han desaparecido o cerrado sus puertas por incapacidad económica que no ha permitido la sostenibilidad financiera para seguir funcionando y captando los recursos necesarios para seguir operando laboralmente.
Y como colorario de lo anterior el gobierno colombiano pretende - en plena pandemia - imponerle al pueblo una Reforma Tributaria que afectaría a los productos de la canasta familiar que podrían ser gravados con el 19% del IVA (Impuesto al Valor Agregado), además
de muchos otros artículos tales como: vestido, zapato, lencería, útiles de estudio, etc.
Solo nos resta esperar que el Congreso de la República de Colombia NO le dé pase a esta Reforma Tributaria que afectaría totalmente al pueblo colombiano especialmente a la clase media baja.
Ante todo, el trabajo es una bendición de Dios que permite al ser humano cooperar en la obra de la creación, desarrollarse plenamente, conformar una familia, construir comunidad y aportar a la sociedad en términos de fraternidad y de solidaridad.
Esta reflexión nos lleva hacia la pregunta por la forma como viven los hombres y mujeres del mundo del trabajo, especialmente aquellos que se encuentran en condiciones de precariedad laboral. Las cifras son impresionantes: según el DANE el 48.2% de los colombianos trabajan en situación de informalidad, estamos hablando de más de 10.000.000 de trabajadores que están en muy alto riesgo por el efecto del aislamiento social que estamos viviendo por la pandemia. Ante esta grave realidad, la urgencia que emerge con especial fuerza en este momento, es garantizar condiciones para quienes tienen que llevar el sustento a sus familias y asegurar su propio desarrollo humano en una época marcada por incertidumbre a todo nivel.
Pidámosle a San José Obrero su intermediación ante el Espíritu Santo, para que esta calamitosa situación pronto solucione la crisis a nivel mundial en favor de todos los trabajadores del mundo.
HERMANDADES DEL TRABAJO
Centro de Barranquilla
MANIFIESTO PRIMERO 1 DE MAYO 2019 .
"Alabamos a Dios porque en la belleza de su creación, que es obra de sus manos, resplandece el sentido del trabajo como participación de su tarea creadora y como servicio a los hermanos y hermanas. Jesús el carpintero (cf. Mc 6,3), dignificó el trabajo y al trabajador y recuerda que el trabajo no es un mero apéndice de la vida, sino que "constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la tierra", por la cual el hombre y la mujer se realizan a sí mismos como seres humanos. El trabajo garantiza la dignidad y la libertad del hombre, es probablemente "la clave esencial de toda la ´cuestión social´"
(Aparecida, 120)
El primero de mayo de 1886, un grupo de obreros de diversas empresas de la ciudad de Chicago, EE UU, comenzaron una protesta debido a que se sentían inconformes con los salarios, por ello increparon a sus empleadores y salieron a marchar, exigiendo que se cumpliera la ley "Ingersoll", que dictaba que solo se debían trabajar ocho horas diarias. La huelga se extendió a varias ciudades de Estados Unidos, en donde tampoco se estaban respetando los derechos de los trabajadores; estos comenzaron a conformar sindicatos para tratar de resolver la situación, alegando mejoras en la calidad laboral y el respeto por sus derechos; los enfrentamientos ante la policía y los huelguistas continuaron por varios días.
La situación laboral en Colombia aún tiene muchos altos y bajos para superar; la tasa de desempleo, aunque ha bajado considerablemente con el transcurso de los años, aún sigue siendo significativa si se tiene en cuenta que el trabajo informal tiene gran incidencia en la economía colombiana y que todavía muchas empresas y sectores no cumplen con garantizar los derechos de los trabajadores, es por esto que el 1° de mayo los sindicatos de trabajadores como La Central Única de Trabajadores [CUT], La Confederación General de Trabajadores Democráticos [CGTD], La Confederación de Trabajadores de Colombia [CTC] y la Federación Colombiana de Educadores [FECODE], conmemoran la fecha con marchas y reuniones para conmemorar este día muy especial, que dignifica al trabajador y su familia.
Sin embargo, el panorama no es del todo desalentador, por los menos en materia del acceso a las vacantes laborales, ya que el Estado ha encaminado las políticas hacia la generación de empleo informal; según cifras del DANE [Departamento Administrativo Nacional de Estadística], entre febrero del año pasado y el segundo mes de este año se crearon 699 mil nuevos empleos en el país. Además, la tasa de desempleo actualmente se encuentra en un dígito: 9.8%, la cual es la cifra más baja que ha presentado el país en un lapso de 15 años.
La flexibilización por la Reforma Laboral de 1990 creada en el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez, aumentó la volatilidad del empleo a lo largo del ciclo económico. Esta reforma redujo las cesantías, restringió la definición de despidos sin justa causa y extendió el uso de contratos temporales.
Todos estos cambios redujeron los costos de despido y han permitido a las empresas despedir trabajadores más fácilmente durante períodos recesivos. Al mismo tiempo, dados estos cambios legislativos, las empresas pueden ser menos cuidadosas en sus decisiones de contratación, pues en el evento de tener que hacer despidos, sus costos serán menores. Por esta razón, la reforma también ha permitido que las empresas estén más inclinadas a hacer contrataciones durante períodos expansivos.
En los estudios mencionados, se encontró que la reforma ha aumentado la rotación laboral, facilitando tanto la entrada como la salida del desempleo.
La globalización como proceso histórico de integración mundial en los ámbitos políticos, económicos, sociales, culturales y tecnológicos, ha convertido al mundo en un lugar cada vez más interconectado y siendo el resultado de la consolidación de capitalismo y de los principales avances tecnológicos.
Con base en lo anteriormente narrado, como Movimiento Apostólico-social de Trabajadores, nos hacemos los siguientes interrogantes:
¿Qué nos aportará la ciencia y la técnica? ¿Crecerán al mismo ritmo la cultura, el humanismo y la ética? ¿Evolucionarán adecuadamente en su doctrina y pastoral las Iglesias cristianas ante los cambiantes "signos de los tiempos"? ¿Llegaremos a intuir la plenitud de los tiempos en que todos los hombres y mujeres, sintiéndose hijos del mismo Dios Padre, sean plenamente solidarios para compartir todos los bienes creados del cuerpo y del espíritu?
TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
EN EL AEROPUERTO OLAYA HERRERA
En la misa del jueves en Bogotá escuchábamos el llamado de Jesús a sus primeros discípulos; esta parte del Evangelio de Lucas que comenzó con aquella narración, culmina con el llamado a los Doce.
¿Qué recuerdan los evangelistas entre ambos acontecimientos? Que este camino de seguimiento supuso en los primeros seguidores de Jesús mucho esfuerzo de purificación.
Jesús, el Señor, les señala que cumplir es caminar tras Él, y que ese caminar los ponía frente a leprosos, paralíticos, pecadores. Esas realidades demandaban mucho más que una receta, una norma establecida.
Aprendieron que ir detrás de Jesús supone otras prioridades, otras consideraciones para servir a Dios. Para el Señor, también para la primera comunidad, es de suma importancia que quienes nos decimos discípulos no nos aferremos a cierto estilo, a ciertas prácticas que nos acercan más al modo de ser de algunos fariseos de entonces que al de Jesús.
La libertad de Jesús se contrapone con la falta de libertad de los doctores de la ley de aquella época, que estaban paralizados por una interpretación y práctica rigorista de la ley.
Jesús no se queda en un cumplimento aparentemente «correcto», Él lleva la ley a su plenitud y por eso quiere ponernos en esa dirección, en ese estilo de seguimiento que supone ir a lo esencial, renovarse e involucrarse. Son tres actitudes que tenemos que plasmar en nuestra vida de discípulos.
Lo primero, ir a lo esencial. No quiere decir «romper con todo» lo que no se acomoda a nosotros, porque tampoco Jesús vino «a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud» (Mt 5,17); es más bien ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida. Jesús enseña que la relación con Dios no puede ser un apego frío a normas y leyes, ni tampoco un cumplimiento de ciertos actos externos que no llevan a un cambio real de vida.
Tampoco nuestro discipulado puede ser motivado simplemente por una costumbre, porque contamos con un certificado de bautismo, sino que debe partir de una viva experiencia de Dios y de su amor. El discipulado no es algo estático, sino un continuo movimiento hacia Cristo; no es simplemente el apego a la explicitación de una doctrina, sino la experiencia de la presencia amigable, viva y operante del Señor, un permanente aprendizaje por medio de la escucha de su Palabra. Y esa palabra, lo hemos escuchado, se nos impone en las necesidades concretas de nuestros hermanos: será el hambre de los más cercanos en el texto proclamado, o la enfermedad en lo que narra Lucas a continuación.
La segunda palabra, renovarse. Como Jesús «zarandeaba» a los doctores de la ley para que salieran de su rigidez, ahora también la Iglesia es «zarandeada» por el Espíritu para que deje sus comodidades y apegos. La renovación no nos debe dar miedo. La Iglesia está siempre en renovación -Ecclesia semper reformanda-. No se renueva a su antojo, sino que lo hace «firme y bien fundada en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia» (Col 1,23).
La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor. El Señor del sábado, la razón de ser de todos nuestros mandatos y prescripciones, nos invita a ponderar lo normativo cuando esta´ en juego el seguimiento; cuando sus llagas abiertas, su clamor de hambre y sed de justicia nos interpelan y nos imponen respuestas nuevas. Y en Colombia hay tantas situaciones que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, particularmente el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz.
La tercera palabra, involucrarse. Involucrarse, aunque para algunos eso parezca ensuciarse, mancharse. Como David o los suyos que entraron en el Templo porque tenían hambre y los discípulos de Jesús entraron en el sembrado y comieron las espigas, también hoy a nosotros se nos pide crecer en arrojo, en un coraje evangélico que brota de saber que son muchos los que tienen hambre, hambre de Dios, hambre de dignidad, porque han sido despojados.
Y, como cristianos, ayudar a que se sacien de Dios; no impedirles o prohibirles ese encuentro. No podemos ser cristianos que alcen continuamente el estandarte de «prohibido el paso», ni considerar que esta parcela es mía, adueñándome de algo que no es absolutamente mío.
La Iglesia no es nuestra, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí´ y entre nosotros su alimento. Nosotros somos simples «servidores» (cf. Col 1,23) y no podemos ser quienes impidamos ese encuentro. Al contrario, Jesús pide, como lo hizo a sus discípulos: «Denles ustedes de comer» (Mt 14,16); este es nuestro servicio. Bien entendió esto Pedro Claver, a quien hoy celebramos en la liturgia y que mañana veneraré en Cartagena. «Esclavo de los negros para siempre» fue su lema de vida, porque comprendió, como discípulo de Jesús, que no podía permanecer indiferente ante el sufrimiento de los más desamparados y ultrajados de su época y que tenía que hacer algo para aliviarlo.
Hermanos y hermanas, la Iglesia en Colombia está llamada a empeñarse con mayor audacia en la formación de discípulos misioneros, así como lo señalamos los obispos reunidos en Aparecida en el año 2007. Discípulos que sepan ver, juzgar y actuar, como lo proponía aquel documento latinoamericano que nació en estas tierras (cf. Medellín, 1968). Discípulos misioneros que saben ver, sin miopías heredadas; que examinan la realidad desde los ojos y el corazón de Jesús, y desde ahí la juzgan. Y que arriesgan, actúan, se comprometen.
He venido hasta aquí justamente para confirmarlos en la fe y en la esperanza del Evangelio: manténganse firmes y libres en Cristo, de modo que lo reflejen en todo lo que hagan; asuman con todas sus fuerzas el seguimiento de Jesús, conózcanlo, déjense convocar e instruir por Él, anúncienlo con la mayor alegría.
Pidamos a través de la intercesión de nuestra Madre, Nuestra Señora de la Candelaria, que nos acompañe en nuestro camino de discípulos, para que poniendo nuestra vida en Cristo, seamos simplemente misioneros que llevemos la luz y la alegría del Evangelio a todas las gentes.